La definición de la toma de decisiones en una empresa surgió en los años 70, por George Shackle, economista británico. Para este concepto de decisión explicó que es un corte entre el pasado y el futuro, lo que se hace una alternativa frente a algo que permanece en incertidumbre. Para decirlo de forma diferente, poder planificar y organizar el futuro siempre es el objetivo de lograr un resultado específico.
Sin embargo, hay otros teóricos del tema como William Greenwood, defiende la teoría de que es la elección que se hace entre diferentes alternativas posibles, para poder hacerlo se tiene en cuenta las limitaciones existentes entre los recursos y el ánimo que se tiene para lograr un resultado planteado.
Pero en resume, decidir va a implicar escoger la mejor opción que hay entre las existentes. Se trata de un proceso que va a arrancar desde que se identifica un problema, durante esto se necesita analizar las alternativas existentes, ejecutar las más ideales y luego evaluar si se alcanzaron los objetivos planteados.
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Qué tomar en cuenta cuando se toma una decisión
Antes de tomar una decisión, es esencial saber identificar cuál es el origen o el detonante de una situación. Es desde allí, que se comienza nuevamente a estudiar toda la información de una forma racional y lógica, también se debe identificar todos los problemas que se pueden presentar así como las oportunidades.
Se puede aplicar una escala de prioridades para poder hacer más fácil esta etapa del trabajo, pero en este punto hay que no dejar llevarse por la intuición, emociones o experiencias previas.
El proceso de la toma de decisiones es una dinámica muy común para las personas. Esto puede pasar incluso inconscientemente o impulsiva. Sin embargo, en estos casos se debe prestar más atención, ya que pueden resultar más delicados.
Cuando hablamos del punto de vista empresarial hay situaciones que pueden señalar que se tomaron las decisiones incorrectas para la compañía, estos escenarios son los siguientes: repetir errores anteriores, distribuir mal las tareas dentro del equipo, falta de compromiso, etc.
Tipos de decisiones
Las decisiones que se toman pueden ser organizadas en dos criterios que son diferentes:
Por método
Racionales o estructuradas: estas decisiones son las que se van a tomar por medio de un proceso específico o con un criterio puntual, por ejemplo, podría ser de acuerdo a leyes o reglas. Van a surgir de una forma rutinaria y repetitiva debido a su naturaleza se pueden predecir.
Intuitivas o no estructuradas: esta categoría se trata de aquellas decisiones que se tomarán cuando se está presente de una situación que resulta nueva. Contrario de lo anterior, no va a partir de un conocimiento o criterio precio. Esto puede ser que no había antes necesidad de enfrentarlas o porque son complejas y de ningún modo predecibles.
Por niveles
Planificadas: en las compañías estas decisiones son tomadas por quienes lideran desde la punta de la escala de jerarquía. Estas decisiones tienen que ver con las relaciones que tiene la compañía y su entorno ya que son de mucha trascendencia y no se repiten. Por lo que se necesita que se haga un análisis amplio de la información.
Tácticas: estas pueden darse de forma repetitiva y con frecuencia. Son tomadas por los directivos que tienen un rango intermedio. Requiere que se tenga cuidado con ella ya que pueden desenlazar diferentes errores que afecten negativamente a la compañía.
Operativas: las decisiones operativas se relacionan directamente con las actividades que se hacen de forma cotidiana en la empresa y estarán controladas por los líderes de los niveles inferiores.
Etapas existentes del proceso de toma de decisiones
Ahora, hablemos sobre las etapas que se cumplen durante el proceso de toma de decisiones en una empresa. Esta va a estar conformadas con seis etapas que son sumamente necesarias durante este proceso.
Identificar el problema: es clave que se pueda reconocer cuál es el obstáculo, por qué se debe enfrentar y cuál sería el origen de la urgencia que desata. Es desde ese punto que se escogen los criterios necesarios para tener una resolución.
Proponer soluciones o alternativas: en esta etapa se debe recoger todas las alternativas que surjan que se puedan aplicar y ser de utilidad. Siempre pueden ayudar algunos consejos que se desprendan desde la experiencia. No escuchar o atender otras propuestas y solo limitarse a un punto de vista puede implicar que se cometa el mismo error de antes.
Evaluar: ya que se tienen diferentes propuestas, se necesita analizar detalladamente cada una, tener una lista de los pros y los contras que presenta, además de lo que estas podrían generar luego.
Elegir la mejor solución: una vez que se supera la etapa anterior, y luego de haber analizado, razonado, entonces se llega al mundo de escoger una alternativa. Tomar una decisión. Para hacer esto se debe discriminar aquellas alternativas que se alejan de las necesidades y objetivos que se tienen, hasta encontrar la opción ideal.